
Quizás uno se espere que Roma, la capital de uno de los países del G7, tenga un look innovador, que se adapte y absorva todo lo nuevo, algo que se acerque a Nueva York, pero de hecho es todo lo contrario. Es una ciudad que valora más la tradición y el clasicismo que la transgresión y la modernidad, con restaurantes centenarios en cualquier parte, carreteras de adoquines. Incluso en las organizaciones, por lo que he llegado a ver y me han llegado a contar, es todo muy jerárquico, allí un ingeniero se hace llamar ingeniero, y un doctor, doctor... Te puede hacer pensar que su arraigo es un síntoma de personalidad, la personalidad da confianza, la confianza vende, no hay mejores vendedores de imagen en Europa que los italianos, y quizás eso haya ayudado a que sean quienes son en el mundo económico. Caminar por Roma y disfrutar de su tradicionalismo es una delicia.
callesy callesy calles